Si te has visto reflejado en alguna de estas preguntas, estás en el sitio adecuado. 

Hola, mi nombre es Leyre Puentes CEO de Humacan y compañera inseparable (o casi) de Sam, Maná y Ninú, mis Ninus, como cariñosamente me vas a oir llamarlos de aquí en adelante.

En primer lugar quiero decirte: TRANQUILO/A, por muy desesperante que sea vuestra situación o incluso aunque te hayas sorprendido a ti mismo pensando en desistir, estoy segura de que encontraremos la solución adecuada para vuestro problema.

Muchas veces la convivencia entre humanos y peludos, comienza no siendo lo que esperábamos, ¿los motivos? Pues son muchos y variados: 

• El lenguaje canino y el vinculo.
• El autocontrol en el dia dia (comida, salida a la calle, juego).
• La gestion  de emociones humano-caninas.
• El paseo.
• Etc…

Pero ante todo quiero pedirte un favor, nunca te culpes ni lo culpabilices a él, piensa que simplemente no habéis empezado con buen pata-pie.

Y ahora mismo seguramente te estarás preguntando: ¿quién eres tú para decirme esto?. Déjame contarte cómo he llegado hasta aquí, prometo ser breve.

Comenzaré con esta frase: No entiendo la vida sin mis animales, y no solo me refiero a mis peludos, eso hubiese supuesto una vida tranquila y feliz para mi madre: perros, gatos, hámsteres, pájaros, arañas e incluso culebras… Sí, lo sé, mi madre es una Santa.

En mi afán por ayudar a todos los animalitos desfavorecidos que encontraba por la calle, fui convirtiendo la casa de mamá en una especie de zoológico.

Los años fueron pasando y aunque laboralmente me he dedicado a muchas cosas: cuidado de niños, comercial e incluso he tenido mi propio negocio, una cafetería durante 10 años, no he llegado nunca a encontrar la auténtica motivación en ninguno de esos trabajos, ya sabes, esa que hace que te levantes cada mañana feliz y agradecida de poder dedicarte a algo que de verdad te llena. Además con los últimos trabajos la idea de poner un peludo en mi vida era casi impensable. 

Mientras tanto seguí ocupando mis huecos libres como voluntaria en la protectora y buscando hogar a peludos que recogía de la calle. Eso me hacía sentir bien, pero… no me completaba al 100 %. 

Y de repente Sam “el perro besucón”. 

Si te digo que con tan solo mirarlo me di cuenta de que esta vez YO iba a ser su hogar ¿te suena de algo?. Seguramente conozcas esa sensación porque tú también la has vivido.

Con Sam en mi vida, empezaron los cambios, había llegado el momento de empezar a plantearme muchas cosas, entre ellas a qué estaba dedicando mi vida. Me di cuenta que necesitaba invertir mi tiempo en hacer algo que me motivase de verdad, algo que desde siempre había estado ahí y que nunca había pasado de ser más que una afición. 

Entonces llegó Ninú “mi maestro”. Con él aprendí a conectar con los peludos de una forma natural y genuina, me enseñó lo muchísimo que yo podía hacer por ellos y con ellos llegó la claridad, la motivación y la vocación que me ha llevado hasta aquí. Quería ser educadora canina.

Sabía que para seguir este camino, además necesitaría formación. Busqué a los mejores educadores caninos y no me lo pensé ¡ adelante Leyre !. Comencé a tratar a algunos peludos y descubrí que se me daba bien, que aplicando todo lo que estaba aprendiendo ayudaba a peludos y a sus familias, consiguiendo que la conexión humano-canina fuese una realidad tranquila y apacible.

Así llegó el momento de mi última adopción Maná, una peluda llena de miedos e inseguridades con la que no dejo de aprender a querer cada día más esta profesión.  

Ahora ya puedes hacerte una idea de cómo se ha fraguado Humacan: de una vocación por ayudar a los animales, de la necesidad de encontrar el camino para una vida plena haciendo lo que verdaderamente me hace feliz y de mis tres maravillosos peludos que cada día aportan más y más equilibrio y amor a mi vida. 

Y NO, no me olvido ¡¡ Gracias a mi madre por dejarme ser siempre yo misma !

Y ahora que ya sabes cómo he llegado hasta ti, ¿por dónde quieres que empecemos?